Un accidente siempre trae momentos traumatizantes, eventos que serán difíciles de olvidar, y que incluso podría marcar nuestros cuerpo o mente para siempre. Para presentar una demanda por estos daños, es importante tener en cuenta los 3 tipos de daños se pueden compensar:
Económicos: Este tipo de pérdidas están relacionadas a los daños causados a la propiedad, además de pérdidas monetarias en las que se ve involucrado el gasto por servicio médico, costo de medicinas, sueldos perdidos, desempleo y en sí, cualquier suma económica que no se haya necesitado hasta después del accidente.
No económicos: El daño físico, sufrimiento, amputaciones, secuelas emocionales, la pérdida de un ser querido son daños que no han representado un gasto económico, sino que más bien son secuelas directas de un accidente y por lo tanto son complicadas de compensar pues no existe una forma de medir el estrés postraumático, por ejemplo. Un abogado con experiencia en estos casos puede ayudarle a identificar estos daños y muchos más para encontrar la mejor forma de subsanar los daños causados, ya que las aseguradoras solo intentarán compensar las consecuencias más evidentes.
Punitivos: Si los daños económicos y no económicos no fueron consecuencia de un accidente, sino por el contrario, fueron ocasionados intencionalmente o por una negligencia que haya provocado pérdidas muy altas, es aquí cuando se encuentran los daños punitivos, por los cuales se penaliza con mayor severidad a los causantes.
Considere este artículo como una muestra de lo importante que es saber que las consecuencias de un accidente siempre pueden tener una compensación económica, nunca será justo que pague de su bolsillo los errores de los demás.
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